Acá estoy una vez más tratando de sintetizar en palabras un cúmulo de emociones... Han pasado tantas cosas... trabajé en una librería, soñé con libros, con cascadas de letras, fui feliz y me entretuve hasta que me cansé... Después me largué a cumplir el sueño de mi vida... Visité por dos meses Europa, recorrí en el frío invernal tantas maravillas: lloré en la Sagrada Familia en Barcelona, comí en mercados en Madrid, pinté mentalmente en París, soñé con niebla en Londres, sonreí en Linz, jugué al misterio en Brujas, fui renacentista en Florencia, imaginé una mascarada en Venecia, me congelé en Budapest, amé la tibieza de Praga y descubrí que amo Londres...
Y ahora, este 2017 me di libertad para seguir cumpliendo sueños... me tomé la libertad de trabajar en mis proyectos, en mis sueños de colores y me decido por ser artista, mosaiquear, trabajar la madera y descubrir las nuevas formas del yeso...
Todas esas cosas me hacen feliz, pero hoy, esta noche que decido retomar lo hago para reconocer un amor de 6 meses, un lindo amor, un "lucky love" que mientras duró fue lindo, fuerte, inmenso en su brevedad e intenso... No duró, pero aprendí a valorar a una mujer que se la jugó al 100% por mí, a la que no le importó nuestra gran diferencia de edades, a la que no le importó viajar una y otra vez, muerta de cansada, pero llegar a mis brazos... Agradezco tanto todas esas pequeñas grandes cosas... eres hermosa por dentro y por fuera, tu cuerpo, tu nariz, tus manos, todo es hermoso. Tu alma intensa, arrebatada y demente son bellas y quizás demasiado para mí... Solo quiero que sepas en el silencio de esta pantalla que nunca te olvidaré y que los hilos rojos siempre existirán gracias a ti... Daniela, mi chanchita de greda.
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