domingo, 16 de noviembre de 2014

Mi amada tía Irma...




 
Me acompañó muchos años, asumió un rol de mamá, me regaloneó con comidas ricas, con cariños inesperados, con Navidades que eran solamente de las dos, me compraba sagradamente manzanas verdes, me esperaba una vez a la semana para mosaiquear... Ahora todo eso se acabó... Estuve con ella, hablándole y tomando su mano hasta que dejó este mundo. Con todo mi amor y mi dolor estuve hasta el final con ella... se me partió el corazón, porque fue como perder por segunda vez a una mamá... Todo eso ocurrió un 4 de noviembre a las 15.00 horas.... 

Hoy, al escribir estas líneas estoy más tranquila, más entera... Lloré mucho, lloré como una niña desvalida, pero hoy estoy volviendo a ser la mujer fuerte y serena que heredó el temple de mi familia materna... Las lágrimas a veces me atacan en los momentos más inesperados, pero sé que es normal y sé también que ya pasará y que cada vez voy quedando más sola... Uno no llora solamente porque no verá más a la persona amada, sino que llora por lo solo que se va quedando y esa es la peor maldición...