Creo que llevo el tiempo suficiente escribiendo y eso me hace feliz... eso prueba que mi mundo interior es el que me apoya, aparte de mi capacidad de resiliencia como dice por ahí mi amiga la iquiqueña manitos de tijera... jajaja.
Esta noche me doy cuenta de mi inestabilidad no solo física, ya que mi mañoso páncreas está haciendo de las suyas y la verdad es que no me siento tan genial, ni tan llena de energía como siempre, pero bueno, ya se solucionará eso con unas pastillas de más gramaje y una dieta nueva. Y mi otra inestabilidad, la emocional... con qué se soluciona... ¿alejándome?, ¿quedándome?, ¿luchando contra alguien que no quiere ser conquistada?. La verdad esta noche tengo ese extraño sabor metálico, amargo, dulzón, del desconcierto... ya no soy la conquistadora avasalladora de antes, ahora los rasguños me duelen, ya no me sirve mi armadura... entonces, la decisión de esta noche es... dejar la armadura vieja y cambiarla por una totalmente renovada o dejar que la vida me siga dando esos arañazos que me arden pero que me hacen madurar...
Creo que la respuesta la encontraré en sueños porque como hace años no lo escribía... solamente quiero dormir, en mi país de sueños es donde últimamente me estoy sintiendo bien, protegida, segura... en la realidad, estoy actuando como ese lobo asustado que quiere irse a su estepa y si me voy ahora, no creo que vuelva tan dócil... la ecuación es... a más idas a la estepa, más huraña vuelvo, más solitaria, y con menos fe en ese sentimiento tan ajeno a mi vida...el amor.
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