Siempre
la dualidad humana, la vida y la muerte acompañándonos como ángeles de
la parca tirando los hilos y haciéndonos parecer marionetas en un
callejón oscuro... Siempre la muerte susurrando, golpeando el hombro
izquierdo dispuesta a robar el latido de vida... Siempre la muerte
danzante acompañando las escalinatas de la vida con su tintineo y con su
sonrisa, la misma sonrisa que el destino trazó en mi cara...