Hace rato que no escribía, han pasado hartas cosas y muchas van a cambiar mi vida de una u otra forma.
Mi lado profesional está feliz, tranquilo, ya pasó el Día del Profe, pasó con pocos pero buenos saludos y con una posible noticia de que quizás el próximo año tenga más horas de trabajo. Ahh y de una sede, cosa que me emocionó mucho, me pidieron para seguir haciendo clases...esas pequeñas cosas te iluminan la vocación =)
Con mi familia, las cosas parecen en un constante barco con el mar agitado, es decir, van y vienen los cariños o los pocos espacios de cercanía emocional que tenemos. Además, el asunto prima es una constante espina clavada en los costados de mis tías y yo no estoy para darles más problemas a esas pobres espaldas cansadas.
Mis amigos y amigas siguen siendo esas personitas especiales que me acompañan y que entienden mis silencios, mis etapas en las cuales me encierro en mis mosaicos y que parezco rehuir el contacto con los humanos...total ellos saben que en mi living siempre hay espacio para una buena conversa o un café y si no, nos vemos en alguno de nuestros locales bohemios y cigarreros...
El amor...ese otro tema extraño, pero no ajeno en mi vida. La otra noche pensaba y conversaba con mis amigas de este tema, les decía que tenía 2 posibilidades en esta etapa de mi vida: Una que hubiera quedado tan mal de la cabeza y tan asustada con mi última relación que ahora no quiera nada con nadie o la segunda que creo es la más real es que haya madurado tanto y me sienta tan bien conmigo que no necesito dar posibilidades de que alguien entre en mi vida como otra cosa más importante.
Antes me importaba o quizás me atemorizaba el ser una persona solitaria, sin pareja....ahora, para nada. Creo que tengo tanto amor de otros seres y situaciones que el amor de pareja para mí ahora no es prioridad. Además, siempre seguiré siendo ese ser apasionadao que busca comprometerse cuando de verdad el corazón me cambia de latido. Veo a tantas de mis amistades en relaciones tan fomes, tan aburridas, tan sin pasión...que aunque se me vaya la vida, seguiré esperando por esa persona especial, distinta, que entienda mis libros, mis gustos, mis silencios, mi sonrisa...
No me faltan las atracciones, pero son físicas e intelectuales. Hay alguien que me atrae físicamente, siento una debilidad por esas manitos, ese cuerpo delgadito, pero no es suficiente y por otra persona siento una gran admiración intelectual, es genial leerla, conversar con ella, pero tampoco alcanza para lo que yo espero. Y yo espero una gran pasión...